La tierra se lamenta. Los recursos naturales parecen estar mal gestionados y la tierra se revela a través del cambio climático. Actuar de forma urgente se convierte en una prioridad. Es el “ahora” y el “hoy” cuando todo debe comenzar a cambiar.
“El sector industrial es cada vez más consciente de la huella de carbono y de la eficiencia energética y en definitiva, frenar el cambio climático” comenta Marcel Hendriks, director de Resilience de Arcadis España y Portugal. “El propio clima está contando las historias con ejemplos de sequía, inundaciones y precios energéticos desorbitados por todo el mundo. Nuestro rol está en presentar las opciones que tienen nuestros clientes para ahorrar económicamente reduciendo emisiones de CO2 y conseguir la eficiencia energética”.
Suelos contaminados
Las actividades industriales implican en muchos casos el uso de metales, disolventes, el almacenamiento de hidrocarburos o la acumulación de residuos. Las prácticas laborales de hace unos años eran menos preventivas que las actuales, y en algunas ocasiones generaron contaminación ya no sólo en el suelo superficial sino también en su profundidad afectando incluso a las aguas subterráneas, lo que supone un riesgo en la calidad ambiental de los recursos naturales, la biodiversidad del suelo e incluso en la salud de las personas. “En España y Portugal, tenemos muchos casos de éxito que nos han convertido en una empresa referente en la remediación de suelos pues en general, nuestros clientes son conscientes que estos problemas sólo se agravan con el tiempo, por ello un diagnóstico precoz y un tratamiento eficaz en la remediación del suelo, son las claves del éxito” comenta Marcel.
Conseguir la eficiencia energética y la descarbonización
“Restablecer la vida al suelo contaminado no sólo preocupa a nuestros clientes del sector industrial sino también, hemos observado, una creciente preocupación por alcanzar los objetivos de sostenibilidad que como objetivo final tiene reducir las emisiones de CO2 pero que implican una reducción de todos los vectores: energía, agua, emisiones, residuos, etc. Es decir, las empresas son cada vez más conscientes de la huella de carbono y claramente hay preocupación por el concepto de la eficiencia energética.
El cambio para los siguientes años está en la gestión de la energía descentralizada. Significa que vamos a consumir energía que se ha producido localmente de una instalación fotovoltaica de un tejado o de una turbina eólica en un terreno cercano. Tanto a nivel industrial como a nivel edificios.
Este cambio tiene muchas consecuencias para la gestión de la energía porque las fuentes renovables son muy volátiles. Para varios clientes ya estamos diseñando las estrategias para sacar el mayor rendimiento de estas inversiones dentro de unos Microgrids.
Con inteligencia artificial sacamos siempre el mayor valor de cada MWh que produce la instalación de nuestros clientes. El algoritmo sabe si tenemos que utilizar la producción solar directamente para la fábrica o si tenemos que guardarla en una batería o utilizarla para el parking con cargadores de coches eléctricos.
Por el incremento de la electrificación de la economía creemos que en este ámbito tenemos mucha experiencia para poder compartir con nuestros clientes. Al final, todos son pasos hacia la descarbonización y los Net Positive industrias del futuro.
El rol del gobierno en todo este proceso es crucial pues en primer lugar marca las reglas del juego y la inclusión de la flexibilidad de la demanda. Los recursos de nuestros clientes industriales van a jugar un rol activo en la gestión y el mantenimiento del equilibrio de la red y van a poder beneficiarse económicamente. Los consumidores pasivos del pasado serán “prosumidores” activos participando en la red. El gobierno ha jugado un rol crucial en la gestión de las ayudas del Green Deal de la Unión Europea. El impacto de las subvenciones ha sido muy significativo.
