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Pablo Durán

Consultor Senior Medio Ambiente

Desde la década de los noventa es que en Chile se realizan evaluaciones de impacto ambiental de proyectos y sin duda se ha producido un notable avance en un proceso que inició de forma voluntaria, siguiendo los lineamientos de un Instructivo Presidencial, para a contar de 1997 ser obligatorio, en un perfeccionamiento incremental tanto en aspectos normativos, como institucionales, operativos y funcionales en relación al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA).

Probablemente uno de los cambios más notorios en la última década es el grado de involucramiento ciudadano en el proceso de evaluación y aprobación ambiental de proyectos. Esto hace que hoy el estudio dependa no sólo de la complejidad de los componentes afectados, sino que también en la percepción que la comunidad tenga sobre ellos y sobre el mismo proyecto. 

De esta forma, en la actualidad se debe considerar que no basta con exponer que se ha trabajado bajo el marco normativo aplicable dando cabal cumplimiento al mismo. El mayor desafío de la evaluación no está en la técnica para determinar impactos y generar medidas adecuadas o modificaciones al proyecto. Está en lograr que se produzca un diálogo entre los actores y que éste sea conducente a la obtención de acuerdos que permitan la ejecución del proyecto al amparo no sólo normativo, sino que también de la sociedad.

La obtención de ese logro es un camino por recorrer, para poner al día la evaluación  ambiental con lo que la sociedad espera, en términos de acercamiento e interacción positiva, que tenga como norte la sostenibilidad de los proyectos y la generación de oportunidades de desarrollo y bienestar para la población involucrada.

Pablo Durán

Consultor Senior Medio Ambiente


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